Recaída angelical

Alonso Castillo Flores

 

Ángeles del cielo caen sobre esta tierra,

y casi la confunden con el infierno.

si no fuera porque ahí el fuego aterra,

mientras en el planeta tirita el invierno.

 

 

En ella descubren que somos hijos de Caín

y que reina aquí la ley de Herodes.

Lloran haberse topado con ser tan ruin,

plagado de vicios, náuseas y hedores.

 

A las flores del mal le llamaron “gobierno”,

al botín del astuto bautizaron como “ganancia”.

El festín es declarado sempiterno,

el poderoso se revuelca en toda su repugnancia.

 

Han venido los ángeles a redimirlos,

y han encontrado espantosa coyuntura:

Falsos profetas logran prostituirlos,

contentarlos con placeres y viles dulzuras.

 

Miles han lanzado buenos augurios,

profesan libertad, amor y ventura.

Pero entre ellos arrojan sinfín de injurios,

empantanados en desconfianza impura.

 

Los alados designan al ángel de la historia,

el designado prepara a los escogidos.

El ángel implanta cinco días de victoria.

Al sexto caen vencidos, abatidos.

 

El reino de la codicia rampa con sus billones.

La Tierra a los fenecidos abriga en su pecho.

El ángel amenaza volver y ser millones,

su sangre riega la semilla de la revancha en su lecho.

 

En el cielo se prepara al nuevo salvador,

las almas muertas congregadas lo reclutan

La fe de los desdichados no conoce eterno vencedor,

trompetas de buenas nuevas el mal refutan.

 

Nuevos ciclos de Pachacuti repetirán.

Ángeles caídos con profanos se han mestizado.

Nuevos alados hacia arriba caerán,

el universo en rotación de nuevo ha girado.

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