Análisis de la película Ya no estoy aquí (2019) de Fernando Frías
Benjamín D. Huisa-Cruz
Situado en un contexto de violencia, narcotráfico y sobre todo buena música, Ya no estoy aquí, es una película que nos habla sobre la identidad, la cultura y la soledad. Fernando Frías explora la violencia de las pandillas y su entorno con mucha honestidad, así nos trae esta película con un personaje enigmático, que no se llama Ulises por casualidad, pues enfrenta su propia odisea, no en el Mar Mediterráneo ni contra los dioses griegos, sino entre México y Estados Unidos y contra la soledad.
Por los años dos mil en el norte de México sobresale una subcultura urbana que tiene como base la música colombiana-mexicana a quienes se les conoce como el movimiento kolombia, o cholombia. Entre la violencia de los cárteles y el Gobierno Méxicano, miles de jóvenes encuentran un espacio en el arte y la subcultura de las pandillas kolombia.
El protagonista, un adolescente llamado Ulises tras diferentes altercados y malentendidos con uno de los cárteles de México, se ve obligado a migrar a Estados Unidos para poder salvar su vida. Así, se establece en Queens, Nueva York. La película plantea diferentes problemas, aquí analizaremos dos: la migración y la identidad.
La migración
A cada año muchas familias son obligadas a dejar sus hogares por las diferentes realidades que viven en sus países. En México, la migración apunta a los Estados Unidos en la búsqueda de un futuro mejor para ellos y para sus familias. Miles de personas pierden la vida en el intento de salir de la opresión y la falta de oportunidades. En la película, Ulises tiene que salir de México también para salvar su vida.
Ulises no quiere estar en Estados Unidos, no quiere vivir el sueño americano, él sólo quiere regresar a México, y bailar una cumbia con su pandilla a quienes considera su familia y que no tienen la violencia como eje, sino la música y el baile.
Sin embargo, el film nos muestra la inconformidad del personaje con su nueva realidad. Se desvanece el sueño americano, Ulises se siente solo y abandonado en un escenario en el cual siente solamente el desprecio a su cultura. El sentimiento de nostalgia invade al espectador, se ve al personaje alejado de los suyos, de su música, de su cultura y costumbres. Ulises no quiere estar en Estados Unidos, no quiere vivir el sueño americano, él solo quiere regresar a México, y bailar una cumbia con su pandilla a quienes considera su familia y que no tienen la violencia como eje, sino la música y el baile.
Fernando Frías, quiere mostrarnos el contraste entre la vida en México y en Estados Unidos abordando el problema cultural e identitario. Una muestra de la otra cara de la migración: la soledad producto de la pérdida de los aspectos identitarios y el rechazo de ser un extraño con costumbres distintas en un país donde no se es bienvenido.
La identidad
Ulises y sus amigos están unidos por su pasión por la música y la danza. La cumbia representa un eje importante en la película porque juega un papel metafórico. Los adolescentes se adentran en la música y las pandillas “kolombianas” en un intento de escapar de la violencia, el narcotráfico y la vida misma (más adelante tendrán que trabajar, cuidar una familia y vivir en la pobreza de los barrios marginales de México). En un momento de la película un personaje declara “parece que el reproductor MP3 se está quedando sin batería”, este dialogo nos indica que cuando se acabe la adolescencia y las cumbias, estos adolescentes tendrán que salir de su mundo de la cumbia y entrar a la realidad latinoamericana, la pobreza.
Ulises tiene que escapar a Estados Unidos dejando atrás a los suyos. Al inicio de la película, una de las integrantes del grupo del personaje se le acerca y le obsequia un reproductor mp3 en un intento de decirle “no te olvides de nuestra música, de nuestra cultura”. Sin embargo, esta identidad cultural que se lleva Ulises es rechazada en Estados Unidos. En un momento se le acerca un tipo para poder tomarle una foto al ver su peinado peculiar, esto causa burla de quienes estaban allí. Entre risas de los demás, Ulises siente que su apariencia no es agradable en este país. A pesar de ello, en un intento por sobrevivir en Estados Unidos, Ulises intenta bailar en el metro de Nueva York, tratando de mantener su cultura e identidad; pero, es rechazado y burlado.
Ulises es un adolescente que quiere abandonar Estados Unidos y volver para bailar cumbias con sus amigos; es un personaje que no se ajusta a las expectativas de los demás. Es un personaje casi real (no en vano Frías buscó actores noveles) que nos transmite el lado más humano en una película: el dolor, la soledad, la nostalgia. El personaje se va desintegrando cuando ve que su identidad y su cultura que se refleja en su apariencia que solo provoca burlas y rechazo.
Esta es una película brillante, real y magnífica que nos muestra una realidad sin tocar clichés innecesarios y aunque por momentos la trama se vuelve floja, la actuación de los personajes y la música salvan el guion. Fue nominada al Premio Goya como Mejor Película Iberoamericana y nos muestra un trabajo impecable de Fernando Frías como un Director que promete mucho para el cine latinoamericano. La película está disponible en Netflix y deja de ser la típica historia sobre narcotraficantes y violencia, sino que nos muestra un relato con mucho humanismo, una historia de emociones, una búsqueda de nosotros mismos en la soledad.
Referencia
Frias, F. (Director), Panorama Global; PPW Films (Productores) (2019). Ya no estoy aquí. Película, plataforma: Netflix. Panorama Global.