Los jodidos del Perú

Ayrton Armando Trelles Castro

La situación que atravesamos

Existe una especie de “guerra silenciosa” contra los pobres y las comunidades indígenas en nuestro país. Los intentos por quitarle lo poco o mucho que tienen se hacen cada vez insoportables, porque a través de proyectos de ley o de los mecanismos legales, se ampara la injusticia en contra de nuestros semejantes.

La situación de los trabajadores humildes se hace precaria, y su economía de supervivencia se ve amenazada, ya que la oportunidad de vender sus mercaderías no está asegurada por los municipios, al contrario, intentan frenar el comercio ambulatorio botando a los trabajadores de dónde suelen instalarse para negociar. Este tipo de soluciones son cotidianas en nuestro país, con ellas sólo se busca paliar los problemas sociales sin ir a sus causas. Por eso, aprovechan la situación de pandemia, en la que durante este tiempo los grandes capitales (malls, etc.) han podido realizar con relativa normalidad sus quehaceres, los pobres se han visto limitados para ello. Como dijo Walter Benjamín: “La tradición de los oprimidos nos enseña entretanto que el “estado de emergencia” en que vivimos es la regla” (2010, p. 64.).  

Nuestras comunidades en esta coyuntura también ven afectadas sus formas de vida, son acosadas tanto por la minería ilegal como por la legal. Sus dirigentes son perseguidos, y sus reclamos ignorados. Al respecto, en una entrevista realizada a más de 60 personas de las comunidades, nos informan que la actividad minera genera “la contaminación que afecta las fuentes de agua, la falta de infraestructura o puestos de trabajo, y el polvo de los camiones que matan cultivos y animales” (La voz de Perú, 2021).

A pesar de lo que se pueda hacer, no sería posible la justicia porque el problema de estos dos sectores excluidos no está en lo que les ocurre coyunturalmente, sino en el tipo de Estado que existe, porque las desigualdades de los trabajadores que laboran con una economía de subsistencia, y la situación de las comunidades, expoliadas y contaminadas, se relaciona directamente con quienes han detentado el poder y construyeron esta estructura injusta, donde las condiciones políticas y económicas siguen generando problemas para las personas humildes y las comunidades nuestras.

En este país, los derechos laborales y las comunidades están en constante amenaza, a su existencia precaria se suman los intereses de quienes fundan su riqueza sobre la situación de explotación y expoliación en la que viven los trabajadores humildes y nuestros campesinos. A cada rato, desde las instituciones gubernamentales, copadas por quienes defienden los intereses de una minoría privilegiada, se atenta contra la vida-digna de millones de peruanos, por ejemplo, la actual presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, hace gala de lo mencionado, porque presentó 5 proyectos de ley donde busca facilitar despidos, promover contratos laborales temporales, afectar gratificaciones, afectar el sueldo de empleados que trabajan media jornada; y quienes se verían más afectados por estas medidas, serían los jornaleros del campo (Velazco, 2021, p. 28).

Cuando son evaluados estos hechos, se hace necesario preguntar, “¿por qué en una democracia quienes aseguran más sus intereses explotadores son los que representan a esos sectores privilegiados?” Es una cuestión dura la que se toca, pues involucra evaluar el papel que juega la conciencia que se tiene sobre qué democracia se vive, porque es común ver que los representantes políticos cuando postulan a un cargo, ganan porque han invertido más en sus campañas electorales. Eso quiere decir que el político que ocupa un cargo de nuestro país, ha sido bien financiado. Se sabe que la plata no llega sola, sino que es dada por quienes la tienen y los que la tienen, suele suceder, viven a costa de este tipo de leyes que aprovechan condiciones desiguales de un país desigual.

En este país, los derechos laborales y las comunidades están en constante amenaza, a su existencia precaria se suman los intereses de quienes fundan su riqueza sobre la situación de explotación y expoliación en la que viven los trabajadores humildes y nuestros campesinos.

El peruano totalmente alienado no puede encontrar una salida a ese tipo de cosas, porque en su imaginario se ve copado por la imagen que busca generar una democracia moderna, para que sea un sujeto sin perspectiva, subyugado a un Estado-dominador-moderno. Eso quiere decir que no es capaz de concebir otra forma de gobierno donde haya un trato horizontal para cualquier persona, comunidad, trabajador, etc. El ejemplo o la contraparte tiene que verse en la historia, no solamente de nuestro país, sino de Latinoamérica en su conjunto.

Buscando otro horizonte

Cuando la situación de un país se hace insoportable debido a la injusticia perenne en la que vive, ahí ocurre que mejorar esas condiciones yace oculta en la imaginación de un pueblo que toma consciencia, porque en su explosión creadora puede evaluar la situación en la que vive con las propuestas de una vida digna, cuyo respaldo se encuentra en todas aquellas cosas que le gustaría que pase pero que no suceden, por ejemplo, otra democracia. Los pensadores bolivianos supieron explotar esa condición, ese es el caso de Fausto Reinaga, intelectual indígena, que proyectando una imagen del pasado boliviano, de las vida comunitaria y de las relaciones horizontales entre comunidades, instigó a que existan mejores condiciones democráticas en su país. De su teoría, posteriormente, se alimentó Felipe Quispe, que desarrolló esa postura indigenista, y fue por más. Rompió con la idea que el Estado y la democracia moderna (burguesa) son lo mejor que se tiene para gobernar, para ello basó su crítica en la forma de vida ancestrales, mantenidas aún su país, pero que eran ninguneadas y pisoteadas por la sociedad racista de su época.

Felipe Quispe, más o menos por el año 1990 y 2000 se dio cuenta de la necesidad de transformar el Estado y la democracia, porque dentro de la forma de vida de las comunidades bolivianas se mantenía la idea de que eran otras Naciones dentro de la Nación opresora y racista de la Bolivia de ese tiempo. Quispe antes había proclamado que el boliviano indígena vivía excluido, por lo que exclamaba “somos extranjeros en nuestro propio país” (Escárzaga, 2012, p. 197). Y representando a los excluidos y “raciados”, es decir, a los pueblos originarios, se volvió su Malku, lo que equivale a dirigente o si se quiere, presidente. En ese contexto de las protestas que se dieron en Bolivia por el año 2000, las mismas que promoverían a Evo Morales a la presidencia, el Malku Felipe Quispe, le dijo al entonces presidente Banzer, que lo invitaba a negociar de “presidente a presidente”.

En nuestro país, que tan afectado se ve por condiciones similares a las que se daban en Bolivia, es decir, de domino sobre el pobre, de exclusión de nuestros pueblos originarios, el peruano alienado, acriollado y domesticado por una democracia y civilización desigual, donde los privilegiados tienen más oportunidad de gobernar que los excluidos, ese peruano sigue pensando que existe sólo una forma de democracia y de Estado, y que así están bien las cosas, porque acepta las condiciones en las que vive bajo la suposición de que todos tienen garantizado el acceso a la vida y al trabajo porque hay igualdad de condiciones. Sin embargo, no percibe que desde las antiguas metrópolis de las que nos emancipamos, aún quieren dirigir los destinos de nuestra patria, poniendo en cuestión la legitimidad del gobierno actual. Frente a ello, duda de si es cierto o no, si la presidencia de Pedro Castillo es legítima. Mientras tanto, quienes han generado las condiciones de desigualdad anteriormente nombradas, están cómodos y expectantes a que el peruano domesticado y extirpado de su propia tradición, siga defendiendo sus intereses.

Conclusión

La guerra silenciosa contra los pobres y las comunidades, no será llena de muertos como la que describía Manuel Scorza en su trilogía de novelas, pero existe aún porque las condiciones precarias de los peruanos humildes y de los pueblos originarios, sigue constituyendo la fuente de la que emana la riqueza de los que buscan perpetuar, por el Estado y sus leyes, esas condiciones de domino y explotación. Después del bicentenario, ya a puertas de un nuevo año, siguen jodidos los pobres y las comunidades, y si ellos siguen jodidos, todo el Perú o los “Perús” que existan dentro de este país que está escindido y vive a flor de piel el colonialismo mental del que aún no nos hemos liberado.

Referencias bibliográficas

Benjamín, W. (2010). “Tesis de filosofía de la historia”, en Ensayos escogidos”. H. A. Murena (trad.). El cuenco de plata.

Escárzaga, F. (2012). “Comunidad indígena y revolución en Bolivia: el pensamiento indianista-katarista de Fausto Reinaga y Felipe Quispe”, en Política y Cultura. N° 37. Pp. 185-210.

La vos de Perú (2021). “Mineras de Perú en guerra, todos contra todos”, en La voz de Perú, 14/12/2021. https://lavozdeperu.com/mineras-del-peru-en-guerra-todos-contra-todos/

Velazco, R. (2021). “Paquete laboral”, en Hildebrandt en sus trece, Año 12, n° 566, pp. 28-29.

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