El poder tiene grietas y se nota demasiado

Juan José Tomassini

juanjotomassini@gmail.com

Se nota demasiado que los periodistas y programas de televisión tienen financistas. Se presentan como noticieros de información, paneles de debate, círculos de opinión donde ¡oh, casualidad! todos piensan parecido. Se nota demasiado que quien pone la plata y escribe el libreto es una sola persona.

Se nota demasiado la alfombra roja que algunos periodistas le ponen a los candidatos de derechas y el piso lleno de vidrios sobre el que tienen que caminar los políticos que no son de la ideología favorita del dueño del show. Porque los medios de comunicación tienen un dueño y aunque no veamos su cara, su mensaje se repite por todos los diarios, radios y televisores de Latinoamérica. El grito es siempre el mismo, suena como un megáfono circulando en el aire que respiramos cuando caminamos por nuestras calles. “La izquierda empobrecedora”, “la izquierda es bruta”, “la izquierda es inútil”, “la izquierda es mala”. Cuidado: La izquierda te va a matar.

El objetivo no es enseñar ni transmitir información, se trata de adoctrinar, hacer repetir, atontar, asustar, atormentar. A los medios de comunicación, a esos periodistas que vendieron la profesión a cambio de sobres y al dueño de los medios de comunicación que los reparte, no les interesa en absoluto como vive la gran mayoría del país. ¿En algún momento les importaron las pandillas, el crimen organizado, el asedio perpetuo a las poblaciones aborígenes y los asesinatos no resuelto de sus líderes? ¿Alguna vez hicieron algo para impedir el secuestro de personas a través de redes organizadas, para encontrar al culpable del asesinato de Mariel Franco, Santiago Maldonado, Rafael Nehuén y tantas personas más? ¿A los periodistas de traje que salen por la televisión y viven en los barrios ricos de las capitales de Latinoamérica les ha importado la droga, el narco e incluso la policía que forma parte del crimen organizado, matando y secuestrando en las villas, favelas y barrios marginales de los países latinoamericanos? ¿Alguna vez han hecho algo para impedir que el frío siga matando en los alrededores del Titicaca, lo han denunciado a los responsables de la minería y la deforestación que envenena ríos y mata de a poco la selva?

«Incluso se nota demasiado cuando juegan de locales, en sus sets preparados para mentir con invitados que suelen ser casi siempre los mismos y decir casi siempre lo mismo. Hasta en la televisión de la que son dueños y en los programas que ustedes escriben, se notan demasiado sus mentiras.»

Ni a los ricos ni a los periodistas que trabajan para ellos les interesan los pobres, los campesinos, los marginados, nunca les interesaron, y eso hay que decirlo claro y fuerte para que sepan que ya no nos tragamos sus mentiras. SI los medios de comunicación hablan demasiado mal de algo hay que sospechar el motivo, porque lo más probable es que quién escriba el guion de noticias que consumimos casi a diario por toda Latinoamérica tenga algún interés propio que defender. Pero el poder tiene grietas, ese recipiente ridículo en el que nos quisieron hacer vivir engañados a base de mentiras repetidas por cada radio y televisión tiene huecos y chorrea verdades por todas partes. Se nota demasiado y aunque los dueños de todo tengan miedo y manden a ladrar como perros a sus mercenarios periodistas, del otro lado hay gente preparada que no busca venganza sino justicia y un mundo más equitativo, donde la grosería de ver a personas muriendo y matando por comer mientras pocos privilegiados juegan a quemar dinero deje de ocurrir.

Incluso se nota demasiado cuando juegan de locales, en sus sets preparados para mentir con invitados que suelen ser casi siempre los mismos y decir casi siempre lo mismo. Hasta en la televisión de la que son dueños y en los programas que ustedes escriben, se notan demasiado sus mentiras.

La elección en Colombia no sólo puso sobre discusión el agotamiento de un modelo de gobierno de derecha, que se sostuvo solamente a fuerza de represión. Por primera vez una mujer afrodescendiente, comprometida con causas sociales y ambientales, de origen campesino y de una impresionante trayectoria en la defensa de comunidades históricamente asediadas por el poder de grandes empresas mineras llega al poder. En su imagen y su sonrisa se ve reflejada la esperanza de la inmensa mayoría de Colombia que no creyó en los repetitivos mensajes de los medios de comunicación que pedían a gritos no votar por Gustavo Petro y ella.

Enojados y dolidos, obligados para cubrir las apariencias de ser un noticiero, los chacales del poder le hicieron una entrevista a Francia Márquez, la flamante vicepresidenta electa de Colombia. La periodista le preguntó si se iba mudar a la casa destinada históricamente a quién ocupa el cargo de Vicepresidenta, si ahora “iba a vivir sabroso dentro de esa mansión”. ¿Alguna vez en la historia se ha hecho una similar pregunta a los vicepresidentes elegidos? ¿Cuál es el problema? ¿Acaso las personas de origen humilde tienen que limitarse a morir en casas pobres o ajenas, pagando un alquiler que engrose aún más el bolsillo de unos pocos? ¿Acaso una mujer negra no puede vivir en una casa grande y linda? La respuesta no se hizo esperar, Francia Márquez, con una altura y un comportamiento de profesora le explicó a la periodista que su pregunta estaba cargada de clasismo y la invitó a reflexionar “vivir sabroso es vivir sin miedo, en dignidad, con garantía de derechos”.

Pronto quedaban pocos segundos para terminar la entrevista, cuando las cosas se salen del guion planificado por los dueños de la tele, como nenes enojados se llevan la pelota y te apagan el micrófono. Aun así, antes de ser silenciada la electa vicepresidenta de Colombia llegó a decir: “Yo no hice esta carrera política por un cargo, ojalá hubiera podido seguir en mi allá, en mi comunidad, sembrando la tierra, trabajando con la gente, con las mujeres de mi comunidad, pero lo que hizo que hoy ocupara este lugar es la violencia sostenida que he tenido que vivir, que está viviendo la mayoría de los colombianos, eso hizo que yo tomara la decisión de decir: vamos a ocupar el poder, no estoy aquí por una casa presidencial ni por un cargo, estoy aquí porque quiero cambios en mi país”

Si la izquierda es tan mala ¿dónde están los buenos? Porque la mitad de Latinoamérica se muere de hambre y ha sido gobernada mayormente por militares y gobiernos de derecha. Por qué la gente vuelca sus esperanzas hacia movimientos progresistas de izquierda, haciendo oído sordo a lo que repite cada diario, radio y tele de Latinoamérica. La respuesta es simple, se nota demasiado. Se nota demasiado que mienten, que tienen favoritismos por un candidato sin importarle su prontuario de corrupto. Lo de Francia Márquez es una secuela más de tantas otras escenas virales de cuando sus chacales que dicen ser periodistas quedan expuestos. Como cuando Verónika Mendoza dejó en ridículo a Aldo Mariátegui que intentando provocarla con un saludo en francés que ni siquiera sabe hablar, ella le respondió en un perfecto Quechua para que las comunidades andinas del Perú puedan entenderla. En un suceso similar, Rafael Correa en el final de una entrevista en la televisión española pregunta por Ana Pastor, periodista expulsada por no haber contentado a los que escriben el guion, para establecer luego que la libertad de prensa no es más que la libertad del dueño de la imprenta Se nota demasiado cuando reciben a Keiko Fujimori con alfombras rojas y le tienen impreso un papel para que firme como si su palabra valiera algo. Se nota demasiado cuando Mauricio Macri responde preguntas preparadas frente a sus empleados que simulan ser periodistas ¿No se dan cuenta que ya nadie les cree? El problema no es la izquierda, el problema son ustedes.

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