Benjamín D. Huisa-Cruz
bhuisa@unsa.edu.pe
Yo no soy un río
no resbalo por piedras lisas
subo escalinatas por los montes enlodados
aunque hay árboles a mi alrededor
siento todo muerto[1]
todo triste
Yo no soy un río
un río
un río
No conozco de ternuras superficiales
soy furioso, altisonante, rebelde
yo no soy un río
doy de comer a miles de hombres
miles de veces
Yo no soy un río
pero a veces me siento uno
a veces llevo troncos, palizadas
a veces
llevo sueños
Yo no soy un río
Subo por los caminos empedrados
buscando un poco de agua
Yo no soy un río
un poco de agua
un poco de agua para mi sed
para no morir en el intento de
v i v i r
para inundar de vida la vida
inundarlo todo
un poco de agua
un poco
Yo no soy un río
Yo no soy un río
pero puedo morir en ellos
nacer en ellos
árbol emergiendo de la tierra
y es allí cuando mi rebeldía se torna serena
y veo más allá del alma de las cosas
y me siento un río que serpentea inmovilizado
siento las voces que en forma de manos
llegan hacía mis orillas
y me siento inmortal
perenne.
Yo no soy un río
Yo no soy ese río
pero llegarála hora en que mi viaje termine
la noche llegará
m e z c l a r é
mi vida con la sangre
intentarán apagar mi canto
las balas correrán sin sentido alguno
y sentiré mi pecho destruido
mi corazón siempre abierto quedará
d e s o l a d o
y vendrá la sequía.
Yo no soy un río
El día llegará
y no veré más mis campos
mis árboles
la dicha del alba contenida
todo se disolverá
solo quedará un poema
que llevará nuevas aguas
que traerá nuevas distancias
nuevos caminos
Yo no soy un río
pero el río habita
El río aún vive.