Juan José Tomassini
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El concepto descubrimiento alude justamente a develar algo que está oculto, en el caso de América y Europa ninguna de las civilizaciones estaba escondida; no existe algo tal como el ¨descubrir un elemento cubierto¨. El uso discursivo de una terminología conceptual incorrecta y superficial sin ponerla en ninguna disputa, crítica o discusión produce la repetición de un discurso tecnocrático cuya principal consecuencia es la reproducción de una ideología colonialista. Siguiendo a Althusser, allí donde no hay una discusión de la teoría y el discurso opera la ideología que acompaña el pensamiento tecnocrático. Para decirlo en criollo, cuando hablamos sin pensar hay alguien que está hablando (y pensando) por nosotros.
La base del asunto es entonces encontrar el término correcto para describir este fenómeno ¿Cuál es la terminología conceptual para describir el fenómeno de la relación entre las civilizaciones prehispánicas y las embarcaciones de las monarquías europeas que arribaban por primera vez al territorio latinoamericano? Algunxs pensadorxs han utilizado la palabra choque; a mi criterio también incorrecta… Hablar de choque supone la existencia de dos actores o más en el acto, sin embargo, también concibe la idea de que los elementos que colisionan tienen una homogeneidad y el golpe con otro cuerpo es lo que lo afecta. Podemos hablar de cierta unidad en la Corona española, incluso una alianza entre las realezas europeas que determinaban una división de los territorios de la todavía no llamada América; sin embargo; no podemos hablar de unidad en el caso de los pueblos prehispánicos del territorio latinoamericano. Los conflictos internos, la alianza de tribus aborígenes con el ejército realista, las traiciones entre los miembros de una comunidad y las divisiones internas entre los pueblos son algunos de los elementos que nos impiden conceptualizar este proceso histórico como un choque entre dos civilizaciones. La falta de homogeneidad entre las sociedades prehispánicas del territorio de la actual Latinoamérica fue decisiva en el desenlace histórico que acabó con sus derrotas y el dominio español.
Entonces: ¿Qué termino es correcto para referirnos al comienzo de este proceso histórico iniciado a finales del siglo XV en el territorio de la actual Latinoamérica? La palabra correcta según mi criterio es invasión, la única forma de poder seguir una discusión que intente determinar la forma en que aconteció este proceso y pensar nuevos horizontes de posibilidades es utilizar el término adecuado en el relato de nuestra historia.
? Según mi perspectiva existe una intención deliberada de asociación en el relato histórico hegemónico y tradicional, marcado por una perspectiva eurocéntrica y colonialista de concebir siempre al invasor como salvaje, es decir, no europeo – occidental; es normal asociar este término con las invasiones bárbaras o musulmanas.
Consideramos que es importante generar discursos que no naturalicen la forma de referirse a un acontecimiento tan determinante como la relación que comienza entre culturas diametralmente opuestas en su cosmovisión, como lo son las monarquías europeas y las sociedades prehispánicas. Hablar de descubrimiento perpetúa una postura colonialista… la palabra denota una relación de poder asimétrica; descubre quién llega al lugar donde habita el ¨oculto¨; en este sentido las hordas vikingas también descubrían los poblados católicos del norte de Europa… ¿Por qué se usa la palabra invasión para referirse a esos acontecimientos, pero no al arribo de las coronas europeas en América? Según mi perspectiva existe una intención deliberada de asociación en el relato histórico hegemónico y tradicional, marcado por una perspectiva eurocéntrica y colonialista de concebir siempre al invasor como salvaje, es decir, no europeo – occidental; es normal asociar este término con las invasiones bárbaras o musulmanas. Las primeras refieren a las ocurridas en el siglo III en el territorio romano y perpetradas por diversos pueblos. Por otro lado, las invasiones musulmanas hacen referencia a las campañas llevadas a cabo por los seguidores del islam entre los siglo VII y VIII en los territorios de Oriente Medio, África del Norte y España. En un contexto más cercano al nuestro, en la Argentina de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX es normal llamar invasiones a las incursiones perpetradas por las poblaciones aborígenes en diversas zonas del país, que atravesaban los frágiles límites territoriales del incipiente Estado argentino. Sin embargo, según el discurso oficial que ha calado profundamente en el relato de la historia de mi país, es usual denominar ¨conquista del desierto¨ a la campaña militar llevada a cabo por Roca en la segunda mitad del siglo XIX cuyos objetivos se encuentran expresamente declarados en el Informe oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor General de la expedición al Río Negro (Patagonia), realizada en 1879, bajo las órdenes del general Julio Argentino Roca:
Se trataba de conquistar un área de 15.000 leguas cuadradas ocupadas cuando menos por unas 15.000 almas, pues pasa de 14.000 el número de muertos y prisioneros que ha reportado la campaña. Se trataba de conquistarlas en el sentido más lato de la expresión. No era cuestión de recorrerlas y de dominar con gran aparato, pero transitoriamente, como lo había hecho la expedición del Gral. Pacheco al Neuquén, el espacio que pisaban los cascos de los caballos del ejército y el círculo donde alcanzaban las balas de sus fusiles. Era necesario conquistar real y eficazmente esas 15.000 leguas, limpiarlas de indios de un modo tan absoluto, tan incuestionable, que la más asustadiza de las asustadizas cosas del mundo, el capital destinado a vivificar las empresas de ganadería y agricultura, tuviera él mismo que tributar homenaje a la evidencia, que no experimentase recelo en lanzarse sobre las huellas del ejército expedicionario y sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan dilatadas comarcas.
Queda claro entonces que no se trataba de un desierto y tampoco estaba deshabitado. El estado argentino, como tantos otros de Latinoamérica, perpetuaron una política colonialista de violencia y exterminio contra las poblaciones originarias, usualmente en nombre del progreso y la civilización.
Los casos que hemos nombrado tienen como objetivo señalar que es usual denominar invasión a toda aquella amenaza contra el modelo de vida occidental, sea Roma por los bárbaros, España por los musulmanes o los incipientes estados latinoamericanos que aún hoy siguen en conflicto territoriales con las poblaciones aborígenes preexistentes. En este sentido, el discurso que naturaliza el uso de la palabra ¨descubrir¨ coloca a la otredad prehispánica en una situación de inferioridad ontológica, una de las razones que llevó a justificar las atrocidades cometidas durante la invasión de las coronas europeas a los territorios de la actual Latinoamérica. Es necesario no naturalizar el lenguaje y encontrar un relato de la historia que sea más comprometido con nuestra realidad. América no fue descubierta, fue invadida y saqueada.