África y Francia: liberación y colonialismo

Alonso Emilio Castillo-Flores

alonso.castillo@unsa.edu.pe

https://orcid.org/0000-0002-6512-9820

Las noticias de los últimos días sobre el África negra son alarmantes: Francia amenaza con intervenir militarmente en sus neocolonias del sur. Níger se suma a los golpes de Estado, a la seguidilla de Malí, Burkina Faso y Guinea, el sentimiento antifrancés en estas sus excolonias es evidente. Grupos de miles de pobladores gritando “La France doit partir!”, manifestantes apoyando a los militares y tomando la embajada gala. Se cree que el Grupo Wagner de mercenarios rusos estaría apoyando a los golpistas, las marchas en las calles han mostrado banderas rusas flameantes. El detonante ha sido la violencia generada por los movimientos yihadistas, los gobiernos prooccidentales elegidos en las urnas no han logrado hacer frente a la amenaza terrorista, el pueblo enfurecido los ha juzgado (Ducrot, 2023; Mazhel, 2023).

Hace más de medio siglo Aimé Césaire dijo que Europa es indefendible, porque no puede resolver los problemas fundamentales: el del proletariado y el del colonialismo. Esto pinta de pies a cabeza los problemas internos y externos de Francia: su incapacidad de incluir y abrigar a la población negra y musulmana en su sociedad, y su negativa de permitir a las excolonias un camino nacional propio. En el pasado, el negro africano era señalado como infrahumano, hoy en día, bajo el mismo tono, se lo tipifica de antidemocrático y dictatorial. Pero cada vez queda más claro que la democracia liberal y representativa es una farsa. Los peruanos lo sabemos muy bien.   

El “mundo civilizado” cometió tremendas atrocidades en nombre de perlas como la “democracia” y las buenas costumbres del hombre blanco. Leopoldo II de Bélgica se promovió como filántropo y benefactor de los nativos del Congo, se apropió personalmente del territorio africano y su reinado (1865-1909) fue responsable de la muerte de 10 millones de congoleses. ¿Libertad, igualdad y fraternidad? Francia, símbolo del progreso y la revolución, trató a sus hermanos de color con esclavitud, desigualdad y paternalismo opresor. La liberación de Argelia (1954-1962) del imperialismo francés costó 1.2 millones de vidas. Con todo, la descolonización del África (1950s-1975) trajo un enorme impulso a los pueblos del mundo para construir una sociedad nueva. Pero Francia mantuvo siempre su patio trasero con sus tropas militares y el dominio del franco CFA (divisa anclada al euro) en 14 naciones africanas.

Europa se dividió el mundo, en especial el África a fines del siglo XIX, y cuando a Alemania —potencia sedienta, como las demás, de recursos naturales y mano de obra esclava— le arrebataron “sus” colonias negras de Togo, Camerún y Tanganica, no le quedó dónde realizar su bestialidad expansionista. En vez de destruir el tercer mundo, apareció el nazismo y destruyó Europa. La “civilización” por excelencia demostró ser una verdadera barbarie, ¿bárbaro el no europeo?

La praxis imperial de Francia en el Sahel se vuelca contra ella. A Francia le ocurre lo que pasa con la Europa antirrusa, hostil a la inmigración árabe y negra. Europa ni si quiera puede definirse como Europa porque la Unión Europea no es aliada de Rusia, europea, sino de Estados Unidos, potencia extranjera (aliada, y dependiente de, hay que agregar). La alianza militar europea, la OTAN, es un producto made in USA. Los europeos colonialistas estaban acostumbrados a esclavizar a la periferia, a mutilar y quemar vivos a indoamericanos, negros y aborígenes de Australia y las indias. Al tratar a los demás como bestias, el colonialista se transformó en una bestia (Césaire, 2005). Europa se dividió el mundo, en especial el África a fines del siglo XIX, y cuando a Alemania —potencia sedienta, como las demás, de recursos naturales y mano de obra esclava— le arrebataron “sus” colonias negras de Togo, Camerún y Tanganica, no le quedó dónde realizar su bestialidad expansionista. En vez de destruir el tercer mundo, apareció el nazismo y destruyó Europa. La “civilización” por excelencia demostró ser una verdadera barbarie, ¿bárbaro el no europeo?     

Asistimos hoy a una lucha por un nuevo reparto del África o, al menos, a una reconfiguración de las influencias imperiales en la región. Francia necesitando la rica extracción de uranio nigerino para resolver su crisis interna; China inundando los mercados del continente negro; Rusia vendiendo armas militares y sumando adeptos en los líderes antioccidentales; decenas de países africanos en la cumbre de San Petersburgo. Podemos subrayar el hecho que esta nueva jornada anticolonial puede terminar en un mero cambio de amos. Pero la Realpolitik de la reforma y la revolución dan una lección enorme: Para mantenerse como paladín de la lucha anti imperial, Cuba tuvo que entregarse cuatro décadas a los brazos del imperio soviético; Albania insurgida contra todas las potencias fue una isla empobrecida que cayó sin resistencia ante la oleada anticomunista del 89; el heroico Haití abolió la esclavitud ya en 1791, y sucumbió al ser aplastada por las grandes potencias francesa y norteamericana a la vez. Los bandos que liberaron el África anduvieron de la mano de Estados Unidos, de la Unión Soviética o de la China roja. 

Lo cierto es que, en Níger, uno de los países más pobres del mundo, los de arriba ya no pueden gobernar como lo venían haciendo antes, y los de abajo no quieren vivir como lo venían haciendo hasta ahora. La Francia imperial está amenazada desde distintos flancos. Un nuevo orden surge pujante entre los claroscuros del colonialismo y la liberación de los pueblos del mundo. 

Referencias bibliográficas

Césaire, A. (2006). Discurso sobre el colonialismo. Akal.

Ducrot, M. (2023). Una invasión de Níger puede llevar a una guerra franco-africana. Rebelión. https://rebelion.org/una-invasion-a-niger-puede-llevar-a-una-guerra-franco-africana/

Mazhel, H. (2023). La crisis del Sael. Rebelión. https://rebelion.org/la-crisis-del-sahel/

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